Los discos intervertebrales son amortiguadores gomosos entre los huesos de la columna vertebral, o vértebras. Evitan que las vértebras rechinen entre sí y soportan las tensiones que sufre el cuerpo durante el movimiento. Cuando la columna vertebral se debilita o se desgarra, estos discos pueden sobresalir hacia fuera y pinzar los nervios cercanos.
Este fenómeno se conoce como rotura discal. Es una enfermedad frecuente que afecta a más de 3 millones de personas al año en Estados Unidos. Siga leyendo para obtener más información sobre las roturas discales, incluidas las causas, los síntomas, los métodos de diagnóstico y las opciones de tratamiento.
La rotura discal, también llamada hernia discal o hernia discal, se produce cuando una parte del disco intervertebral se abomba o se rompe y se sale de su sitio. Esto irrita los nervios circundantes, causando dolor, malestar, entumecimiento y debilidad en todo el cuerpo.
En la mayoría de los casos, la hernia discal no justifica una preocupación grave. Los síntomas suelen remitir tras unas semanas de autocuidado. Sin embargo, la cirugía puede ser necesaria si el dolor empeora, se vuelve crónico y persiste durante meses.
Los discos intervertebrales pueden debilitarse y romperse por diversas razones, desde el trabajo y las actividades cotidianas hasta una lesión traumática repentina. Algunos factores biológicos y el estilo de vida también pueden influir en esta enfermedad. Algunas causas comunes de las hernias discales incluyen:
Algunos síntomas comunes de la hernia discal incluyen:
Los médicos suelen diagnosticar las hernias discales basándose en los síntomas, especialmente la ciática, ya que los nervios pinzados alrededor de los discos suelen afectar a las extremidades inferiores. Le realizarán un examen exhaustivo y le harán preguntas detalladas sobre sus síntomas, lesiones o antecedentes médicos para obtener un diagnóstico preciso. En algunos casos, su médico también puede solicitar imágenes médicas, tales como:
Tras diagnosticar una hernia discal, el médico determinará un plan de tratamiento adecuado en función de los niveles de dolor, los síntomas y la gravedad. Una rotura discal leve puede requerir únicamente técnicas de cuidados domiciliarios como reposo, hielo, calor o antiinflamatorios. Los casos más complejos pueden requerir medicamentos más potentes o fisioterapia. Las hernias discales muy dolorosas o graves pueden justificar una intervención quirúrgica.
A continuación se indican diversas opciones de tratamiento quirúrgico y no quirúrgico de las roturas discales.
Para el dolor leve o moderado, el médico puede sugerir analgésicos de venta sin receta, como paracetamol, ibuprofeno, naproxeno sódico o aspirina. Si los analgésicos de venta sin receta y otros remedios caseros no dan resultado, pueden recetar relajantes musculares.
Su médico puede recomendarle sesiones de fisioterapia para aliviar sus molestias. Un fisioterapeuta puede enseñarle diferentes ejercicios, estiramientos y posturas para minimizar el dolor de la hernia discal.
Aplicar una bolsa de hielo en la zona afectada puede ayudar a adormecer los nervios y aliviar el dolor. Además, una almohadilla térmica o un baño caliente pueden ayudar a aflojar los músculos tensos, permitiéndole moverse con mayor comodidad.
Si los medicamentos orales no alivian el dolor, el médico puede recomendar una inyección de corticosteroides alrededor de los nervios raquídeos para reducir la inflamación. Sin embargo, las inyecciones de cortisona no proporcionan alivio a largo plazo: sus efectos suelen desaparecer al cabo de unos meses. También hay límites en cuanto al número de inyecciones que puede recibir de forma segura en un año determinado.
Si la ciática y el dolor continúan durante más de tres meses, se considera crónica y puede requerir cirugía. El entumecimiento o la debilidad continuos, la pérdida de control de esfínteres y la dificultad para ponerse de pie o caminar también pueden indicar la necesidad de una intervención quirúrgica. Entre los distintos procedimientos para las roturas discales se incluyen:
La recuperación completa de una hernia discal puede tardar varias semanas. Mientras tanto, intente abstenerse de realizar actividades extenuantes como torcerse, agacharse y levantar objetos pesados. Asegúrese de seguir las instrucciones de su médico durante la recuperación e infórmele si experimenta alguna complicación.
Si sospecha que tiene una hernia discal, nuestro equipo del New York Spine Institute puede ayudarle. Como uno de los principales centros ortopédicos y de columna vertebral de la zona triestatal, ofrecemos una variedad de servicios de primera clase, como fisioterapia, neurocirugía compleja y mínimamente invasiva, diagnóstico por imagen y mucho más.
Podemos ofrecerle el tratamiento que necesita en función de sus circunstancias, síntomas y dolor únicos. Póngase en contacto con nuestro centro para concertar una cita y comenzar el tratamiento.