A menudo se habla indistintamente de discos abultados y hernias discales. Aunque ambos términos describen afecciones relacionadas con la columna vertebral, no son lo mismo. Siga leyendo para saber más sobre las diferencias entre los discos abultados y las hernias discales.
Los discos de la columna vertebral actúan como cojines entre las vértebras y evitan que el hueso roce con otros huesos. Están formados por cartílago duro en el exterior y cartílago blando en el centro. Con el tiempo, estos discos pueden sufrir cierto desgaste y, con el tiempo, provocar complicaciones como abultamientos y hernias discales.
Una protuberancia discal afecta a la capa externa del cartílago duro al expandirse hacia fuera. Este problema puede producirse cuando los discos se deshidratan y el cartílago se endurece. Una hernia discal es como una hamburguesa demasiado grande para el pan.
Una hernia discal afecta a las capas externas e internas del disco vertebral. Cuando se produce una hernia discal, una grieta en el duro cartílago hace que la capa blanda interior se derrame. A diferencia de la protrusión discal, sólo se ve afectada una pequeña zona del disco, no toda su circunferencia.
Es probable que una hernia discal cause más dolor que una protuberancia, ya que puede presionar los nervios de la médula espinal y provocar una dolorosa inflamación en la espalda.
Las protuberancias discales pueden producirse por diversos motivos, como degeneración discal, lesiones medulares y otras compresiones vertebrales. Los síntomas de una hernia discal pueden depender de su ubicación a lo largo de la columna vertebral. Sin embargo, puede experimentar espasmos musculares en la espalda, empeoramiento del dolor de espalda con el movimiento, entumecimiento de piernas y pies y disminución de la coordinación.
El tratamiento de una hernia discal puede incluir:
Las hernias discales son probablemente el resultado de la degeneración del disco con el paso del tiempo. A medida que envejecemos, nuestros discos vertebrales se vuelven menos flexibles y propensos a sufrir accidentes, como torsiones o pequeñas torceduras. Aunque no hay ningún acontecimiento específico que provoque hernias discales, algunos factores de riesgo son el exceso de peso corporal, los trabajos físicamente exigentes y la predisposición genética.
Al igual que las protuberancias discales, las hernias discales pueden tratarse con medicamentos, terapia y, en raras ocasiones, cirugía.
Si le preocupa la posibilidad de tener un disco abultado o herniado, deje que los expertos del New York Spine Institute le ayuden. Programe una cita con nosotros hoy mismo.